martes, 21 de mayo de 2013

Las necesidades del prematuro, por Irene García Perulero


Un 15% de los bebés que nacen en el mundo lo hace antes de tiempo. 15 millones de niños al año, de los cuales 30.000 nacen en España. El parto prematuro se produce por causas desconocidas para la ciencia y los bebés prematuros tienen aumentado el riesgo para casi todo, además de un alto índice de mortalidad. Aunque los avances médicos han permitido que en en los países desarrollados la mortalidad y las secuelas sean cada vez menores y la sensación de drama sea cada vez más pequeña, nacer prematuro o tener un bebé prematuro no es ninguna fiesta. Y a pesar de los avances va en aumento.  

La ciencia no aporta pruebas concluyentes, pero el hecho de que los partos prematuros aumenten en países en los que el nivel de vida, la salud materna y la atención médica es como poco aceptable es un mal indicador. La edad de la madre, los problemas de fertilidad y el estrés son, casi seguro las causas de tanta prematuridad. El aumento de los partos prematuros es sólo un reflejo de cómo una sociedad trata a las madres.

Retinopatías, sordera, muerte súbita, autismo, parálisis cerebral, problemas cardíacos y respiratorios, enterocolitis necrotizante, sistemas inmunes débiles, trastornos del lenguaje, trastornos de aprendizaje, psicomotrices o de adaptación social…los riesgos de nacer antes de tiempo son para todos los gustos y a veces para toda la vida. Muchos de ellos se deben directamente a problemas de madurez, pero otros están relacionados con el estrés durante el embarazo, en el parto y tras el nacimiento.

Nacer prematuro acarrea un enorme coste socioeconómico, pero también psicológico. Tener un bebé prematuro condiciona tu vida, el modo en que vives la maternidad y hasta tus expectativas laborales. Un prematuro trae consigo trabajo, mucho trabajo. Y miedo. Además de un gasto extra para los sistemas de salud.

Los prematuros, quizás más que los bebés que nacen a término, necesitan que el entorno que los rodea sea lo menos estresante posible, no sólo porque su nacimiento precoz ya sea un importante estresor, sino porque inmediatamente después de nacer la mayoría de estos niños deben verse sometidos a procedimientos médicos invasivos y dolorosos. Paliar los efectos de un nacimiento prematuro no es sencillo pero la clave está sin duda en la presencia materna.

Cuando nace un niño, nace una mamá y por extensión una familia. Restaurar el paradigma original, como denomina Nils Bergman al contacto precoz, a la lactancia inmediata y al Método Madre Canguro, es imprescindible para que el estrés que rodea un parto prematuro se reduzca y no sólo porque la privación materna sea perjudicial para el bebé, sino porque facilita el “nacimiento” de madres y familias competentes.

Y es que lo primero que necesita un prematuro – además de unos buenos médicos – es una madre biológicamente eficiente. O dicho de otra forma, una madre conectada. Los prematuros necesitan que los hospitales donde nacen cuiden a sus madres.

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